2009/09/18

Nueve millones de soles del SOAT no se han cobrado por desconocimiento. La mayoría de beneficiarios sería quechuahablante.

El SOAT celebrará su cumpleaños ocho acumulando millones sin cobrar. Actualmente hay S/. 9 millones procedentes de indemnizaciones que no se cobraron en los últimos dos años “y que se pueden perder”, advierte Gabriel Bustamante, presidente de la Asociación de Consumidores y Usuarios de Seguros, o Acuse, en su elocuente sigla.

Tremendo saldo proviene de 620 muertes en accidentes de tránsito de vehículos que tenían SOAT. Por tanto, explica Bustamante, les corresponde a sus deudos, en cada caso, S/. 14,200 por la pérdida y S/. 3,500 por el sepelio. ¿Pero donde están los deudos? Para el presidente de Acuse, al desconocimiento de los beneficios del SOAT se le sumaría una razón lingüística: “De los 620 muertos, el 70% es de provincias y la mayoría tiene apellidos autoctónos, allí debe de haber varios quechuahablantes”, afirma.

Bustamante resalta que no solo los transportistas o viajeros frecuentes deben conocer bien cómo funciona el SOAT, sino todos los peruanos. “Es un seguro invisible que nos cubre a todos, ante la eventualidad de un accidente, incluso al que casi no sube a los vehículos”, recalca. Por eso, insiste, la importancia de difusión masiva no solo en español. “Los que no cobran son los más excluidos, por desconocimiento, y aumenta su pobreza, porque gastan para el entierro y a veces perdieron al que traía el dinero”.

De este modo, ya se perdieron S/. 3’150,000 desde el 2004, que debieron indemnizar a otros deudos, pero cuyo beneficio prescribió porque acabó el plazo para cobrarlos.

El SOAT por año vende US$ 60 millones y su IGV es US$ 12 millones, estima Bustamante. “Con esos recursos, el Estado debería iniciar una campaña para que el dinero de los más pobres no se siga perdiendo por la falta de información”, manifiesta.

En muchos casos, las mismas víctimas, cuando sobreviven con alguna lesión, no saben que tienen una indemnización. “Igualmente pasa con los excluidos, en las zonas más apartadas”, comenta. Por eso, Acuse imprimió folletos informativos en quechua.

Cada parte del cuerpo tiene una cotización, según el perjuicio que le ocasione el accidente. Creer que nunca le tocará a uno no es lo más recomendable. Mejor, estar informado. “Cada 15 minutos hay dos accidentes en el Perú, 10 por hora, 85,000 al año”, recuerda Bustamante. La reducción aún es lenta. No retemos a las estadísticas.

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